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Juan Ignacio Márquez, el día de la presentación de HOY Fregenal, del que fue responsable. CASIMIRO MORENO
La vida de Juan Ignacio

La vida de Juan Ignacio

El último número de su hiperlocal informa, además de la vida de Fregenal, de la vida de Juan Ignacio Márquez, de su vida entregada a informar de sus paisanos incluso después de su muerte

ANTONIO TINOCO

Martes, 5 de marzo 2019, 13:00

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La mayor parte de mi trabajo consiste en editar los hiperlocales de este periódico. Supone afinar titulares y textos, revisar la redacción, hacer algunos cambios en las informaciones... Los hiperlocales, como seguramente conocen, son periódicos que tienen edición digital, cuya actualización es cotidiana, y edición de papel que cada mes o cada dos meses HOY imprime y distribuye en una treintena de localidades. Uno de los hiperlocales que edito cada mes es el de Fregenal de la Sierra, que desde su creación en 2010 (fue el primero de los treinta) ha llevado el corresponsal Juan Ignacio Márquez. De los treinta hiperlocales existentes es el único que tiene un día fijo de distribución, el último no festivo de cada mes, y coincide con el resto en que se edita y se envía a rotativa para su impresión dos días antes. El del mes de febrero lo edité, como correspondía, el martes 26 y se distribuyó el jueves 28.

Llevo 38 años en este oficio, la mayor parte trabajando en empresas que hacen un periódico cada día, pero sé que el HOY Fregenal de febrero, un mensual de sólo 16 páginas, será el que no podré olvidar nunca. Es fácil entender por qué: porque Juan Ignacio Márquez murió a mediodía del martes 26 de febrero, el día de edición y cierre de HOY Fregenal. Porque Juan Ignacio se estaba muriendo cuando lo hizo. Y porque, a pesar de eso, lo hizo. En realidad, Juan Ignacio Márquez se estaba muriendo desde hacía meses, pero estar muriéndose no le fue impedimento para elaborar, al menos, una información diaria destinada a la edición digital de su hiperlocal y cada mes, como un clavo, su periódico de papel.

Desde unos días antes de morir y cuando preparaba el cierre del número de febrero, Alberto, su hijo, fue el enlace entre Juan Ignacio y yo. Hablábamos de esta o de aquella información y alguna vez oía a Juan Ignacio de fondo dándole instrucciones. Se le notaba muy cansado pero había que seguir con el periódico. A mediodía del martes 26, Alberto me envió el mensaje más terrible: «Mi padre acaba de morir». En ese momento faltaban del periódico varias páginas por editar. No sé cómo conseguí editarlas porque esa tarde yo fui por las informaciones que había dejado hechas Juan Ignacio como un huérfano perdido.

El periódico llegó a las casas de los frexnenses el jueves 28 de febrero, como estaba previsto, y al mismo tiempo que en Santa María de la Plaza se celebraba el funeral por Juan Ignacio. Para mí que coincidiera su despedida con el reparto de su hiperlocal es un hecho que guarda la enseñanza de las victorias definitivas. Porque el periódico de febrero informa, como los 104 números anteriores que hizo, de la vida de Fregenal (de la visita de la consejera de Educación al Arias Montano; de la pérdida de dos concejales en la próxima corporación por haber bajado la ciudad de 5.000 habitantes; de que el Frexnense está jugando con fuego y no sale de los últimos puestos de la tabla…). Pero ese periódico de febrero, el número 105, informa además de la vida de Juan Ignacio Márquez: de su vida entregada a informar a sus paisanos incluso después de su muerte.

Descanse en paz.

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