
José Antonio López Rodríguez
Pontevedra
Miércoles, 16 de octubre 2019, 11:24
Ya se van los pastores a la Extremadura, ya se queda la sierra triste y oscura… Esta canción de principios de otoño hace referencia a una sierra norteña, muy alejada de la de Fregenal, desde la que durante siglos se iniciaba un periplo hacia los pastos del sur. Esa tradición nos dejó entre otras cosas una red de vías pecuarias de importancia paisajística, cultural y medioambiental que hay que conservar porque es de todos.
Es principio de otoño y en la sierra de Cameros comienza a florecer el falso azafrán o «despachapastores» que durante siglos fue la señal para que pastores ovejas y perros iniciaran su marcha anual al son de la tradicional canción: Ya se van los pastores a la Extremadura/ ya se queda la sierra triste y oscura./ Ya se van los pastores ya se van marchando/ ya se queda la sierra triste y callando./ Más de cuatro zagalas quedan llorando…
Así comenzaba un artículo que publiqué hace un tiempo en el Periódico de Extremadura con el título de «Extremeños del Camero Viejo» https://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/tuinformas/extremenos-camero-viejo_832671.html en alusión a todos aquellos que procedentes de esa sierra riojana se asentaron en Extremadura hace siglos.
Eran ganaderos de la trashumancia que bajaban con sus rebaños de ovejas a pasar el invierno en los pastos del sur utilizando la red de vías pecuarias que conservamos en España aún hoy. De pueblos como Laguna, Jalón, Muro o Torrecilla de Cameros. En el callejero de Zafra hay una Avenida de los Cameranos que nos recuerda la importancia que tuvo la llegada de vecinos de esas localidades que se dedicaron al comercio y a la industria tras el declive de la Mesta.
Allí, en aquellas sierras del norte que como dice la canción quedan tristes y oscuras, da comienzo una de las grandes vías pecuarias de España: la Cañada Real Soriana, que comienza en Yanguas, la de los yangüeses del Quijote y termina en Sevilla.
Por Fregenal pasan también las vías pecuarias. Son bienes de dominio público que además de su función tradicional cumplen otra muy importante medioambiental y hoy son las Comunidades Autónomas quienes velan por ellas deslindándolas y amojonándolas.
Las Cañadas tienen un ancho de 75 metros, los Cordeles de 37,5 y las Veredas de 20. Por el término municipal de Fregenal pasan la Cañada Real Valencia del Ventoso a Bodonal de la Sierra, el Cordel Mesteño Fuente del Romero, el Cordel de las Vegas de Jimona que atraviesa el núcleo urbano, y las Veredas de Jerez de los Caballeros a Bodonal y de Bodonal a Burguillos. Además hay dos descansaderos-abrevaderos: el de la Plantilla, enclavado en el Cordel Mesteño Fuente del Romero, que ocupa una hectárea, y el de la Albuera, enclavado en el Cordel de las Vegas de Jimona, con 800 metros cuadrados. Junto a la Ermita de la Virgen de los Remedios, aunque ya en el término de Jerez de los Caballeros, pasa la Cañada Real Salvaleón por el Monte Porrino.
Estas superficies junto a las que aporta Fregenal para la Red Natura 2000, como es el caso del lugar de interés comunitario LIC del río Ardila, suponen unos enclaves de gran interés para la biodiversidad y un atractivo turístico para los amantes de la naturaleza.
Salvo en alguna ocasión, hoy ya no vemos discurrir por las vías pecuarias a los rebaños de ovejas, pero en el bosque mediterráneo de Fregenal se encuentran aún censados mamíferos como el lince ibérico, el lobo, el meloncillo, la gineta, el gato montés, la garduña, el zorro o el tejón. Hay insectívoros como el erizo común o la musaraña. Hay fitófagos como el ciervo, el jabalí, el conejo, la liebre o el lirón. Y entre la ornitofauna, hay buitre negro, águila imperial, milano real, azor, alcotán, cárabo, mochuelo, cuervo, rabilargo, urraca, curruca, abubilla, abejaruco, chotacabras, herrerillo, mirlo, grulla, perdiz roja, paloma torcaz, tórtola, gorrión, jilguero, verderón y pardillo. Entre los reptiles hay culebras, víboras, lagartijas y salamanquesas. Y entre los anfibios diversos tipos de sapo.
Todo esto convierte a Fregenal y a toda la sierra sur en un espacio de inmenso valor medioambiental como ocurre en general con toda la dehesa peninsular, ecosistema prodigioso donde el hombre ha logrado compatibilizar los aprovechamientos agrícolas, forestales y pecuarios en un increíble equilibrio.
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