«Vacaciones sin paz»
HOY, 30 años de corresponsalía ·
El coronavirus impide que los pequeños saharauis se trasladen a España este veranoHOY, 30 años de corresponsalía ·
El coronavirus impide que los pequeños saharauis se trasladen a España este veranoALBERTO MÁRQUEZ CARRASCAL
FREGENAL DE LA SIERRA
Domingo, 9 de agosto 2020, 08:00
El programa de Vacaciones en Paz es una iniciativa creada por parte de las Asociaciones de Amigos del Pueblo Saharaui, que desde hace varias décadas estrecha los lazos entre los pueblos español y saharaui. Estos pueblos hermanados por su pasado histórico poseen hoy pocos hilos que el paso de los años y una condena generalizada al olvido ha ido deshilachando. Pero aun existen fuertes nudos que nos unen con nuestros hermanos africanos, que han vivido más de cuatro décadas en el exilio y conflicto con la potencia ocupadora de Marruecos.
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Alrededor de 10.000 familias españolas acogían en los pasados veranos a pequeños saharauis que pasaban dos meses de verano en paz. De este forma, los niños y niñas dejaban temporalmente los campamentos de refugiados de Tinduf, donde el calor del Sahara y las condiciones de vida no son tan halagüeñas como en nuestro país. Un tiempo que muchos de ellos aprovechan para pasar controles sanitarios, en salud bucodental u otras intervenciones necesarias.
En nuestra localidad, algunos de estos pequeños llegaban anualmente con el verano, de la mano de la labor que Julián Vega y su esposa Josefina Serrano desarrollaban, «con la ilusión de ayudar a este colectivo tan tremendamente desfavorecido en el desierto del norte de África». Fátima, Hamet, Mahmout, Saya, Mohamed o Said son aquellos niños y niñas, que hoy ya han crecido, con los que jugábamos a liebre o a fútbol en el Paseo de la Constitución durante el verano.
Por desgracia, este año el programa ha tenido que quedar paralizado. Hoy el título de este artículo lo debemos al documental homónimo recientemente estrenado, desarrollado por María Artigas y Sato Díaz, de la productora Cuarto Poder. Un audiovisual que nos muestra algunas de las consecuencias de que este año los pequeños saharauis no puedan llegar hasta España, debido a la pandemia del COVID-19. La epidemia aun no ha tenido un impacto significativo en los campamentos de refugiados del desierto, por ello el aislamiento es la mejor prevención, pensando en las malas condiciones sanitarias que se observan en los campamentos.
Este verano los pequeños no llegan a España por la covid, al igual que hace al menos cuatro años que tampoco llegan a nuestra localidad, por distintas circunstancias. Aunque no se han perdido los lazos que unen a las familias frexnenses y saharauis. Nos contaba Julián Vega, con quien hablábamos antes de publicar este artículo, que «aún conservo contacto con alguna de aquellas niñas, que ha sido madre recientemente». Y es que los frexnenses amigos de los saharauis participaron durante muchos años de este programa, desplazándose hasta los campamentos de refugiados del Sahara, donde pudieron conocer a las familias de los pequeños que acogían en verano.
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De aquellos artículos destaca la solidaridad y la ilusión con la que un verano tras otro dejaban un espacio de sus hogares guardado para los niños y niñas que llegaban. También, la sorpresa de estos con las grandes superficies de agua, pensando en una infancia desarrollada en medio del desierto. «Esa piscina mucho agua ¿qué le pasa? Hay mucha agua aquí. ¿Por qué ponen mucho agua?, ¡Oh, qué grande! ¿Cómo la han comprado esa agua?», le contaba el joven Said a Juan Ignacio Márquez en el reportaje que realizaba, junto a Julián y Mohamed en la piscina municipal de Fregenal.
Una experiencia que llenaba de alegría a Julián, como contaba en 2007, destacando de los saharauis que «son una gente magnífica. Muy hospitalaria. Tremendamente agradecidos por la ayuda que se les pueda prestar». Es así como la ayuda llegaba hasta Tinduf desde Fregenal a través de «placas solares para que pudieran tener luz para ver en sus casas», contaba Julián, y «algún televisor para el entretenimiento de los niños. Allí no tienen nada para entretenerse y además están absolutamente desinformados de lo que sucede en el resto del mundo».
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El coronavirus, las circunstancias y el paso del tiempo han dejado de traer a Fregenal a los pequeños saharauis. Un pueblo nómada con la añoranza de su tierra, que aun espera en 2020 un referéndum de autodeterminación prometido desde 1975. Las misiones de Naciones Unidas o la intervención internacional nada han servido para acabar con la actual situación de ocupación por Marruecos, que las autoridades y la prensa generalista olvidan constantemente. Las Vacaciones en Paz son uno de esos hilos inquebrantables que aun unen a estos dos pueblos hermanados, por su condición peregrina y por su pasado. Esperemos que aquellos niños puedan volver pronto a España, e incluso que puedan volver viniendo de un país también en paz, con la firme esperanza en que el conflicto finalice y el Sahara Occidental alcance su deseada liberación.
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