J. Andrés Serrano
Martes, 9 de marzo 2021, 20:38
A finales del siglo XIX Fregenal se situaba en la vanguardia de la investigación y recopilación de materiales de la cultura tradicional, cuando el término Folk-Lore llegaba a España después de que en el año 1846, el inglés Williams J. Thoms lo definiera atendiendo al significado etimológico de las acepciones «FOLK», que equivale a «popular o pueblo» y «LORE», que significa «saber», así pues la traducción al castellano sería «Saber Popular». El histórico acontecimiento tiene como valedor al frexnense Luis Romero y Espinosa (1852-1891), influenciado por su amigo Don Antonio Machado y Álvarez, que aparecía bajo el seudónimo de «Demofilo». Machado crea en el año 1881 en Sevilla «El Folk-Lore Andaluz» y, un año más tarde, Romero y Espinosa imita la iniciativa en Fregenal con la inestimable ayuda del Marqués de Riocabado, propietario del periódico «El Eco de Fregenal», dando vida así a «El Folk-Lore Frexnense», órgano de expresión de la sociedad del mismo nombre. La posterior expansión de la sociedad por algunos territorios de la geografía extremeña hizo que mutara el nombre por el de «El Folk-Lore Extremeño», para más tarde fusionarse temporalmente las sociedades andaluza y extremeña, ahora bajo la denominación de «El Folk-Lore Bético Extremeño».
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Romero y Espinosa se rodeó de un buen puñado de colaboradores, entre los que cabe destacar al segedano Sergio Hernández de Soto o el burguillano Matías Ramón Martínez, sacando a la luz cuatro números de la revista de folklore entre los años 1883 y 1884, además del «CALENDARIO POPULAR PARA 1885» y una magnífica recopilación de quinientos treinta y seis refranes de agricultura y ganadería que quedaron sin publicar y que, afortunadamente, junto a otros documentos pudimos rescatar antes de su destrucción. Los refranes los hallamos en una prueba de imprenta, paso previo para la publicación que no llegó a realizarse, aunque ciento cuatro años después por fin vieron la luz gracias a «SABER POPULAR» (Revista Extremeña de Folklore), cuya publicación quiso ser continuadora de aquella aventura iniciada por Romero y Espinosa en el siglo XIX.
En el número 2 de «El Folk-Lore Frexnense» se publicó la «Toná de la Rambla», una especie de romance en donde aparecen alusiones a trece pueblos de la provincia de Badajoz y a cuatro de la de Huelva. Su recopilador, que no era otro que el propio Romero y Espinosa, reconoce que el romance estaba incompleto. Años más tarde, en 1931, el bibliógrafo extremeño Antonio R. Rodríguez Moñino, en la publicación Dictados Tópicos de Extremadura, ofrece una versión más completa, con alusión a un total de treinta y una poblaciones.
Luis Romero y Espinosa es un gran desconocido en su tierra natal, a pesar de que fue uno de los primeros folkloristas del estado español. Fregenal y Extremadura no han reconocido todavía su enorme contribución al estudio y difusión de la cultura tradicional.
Atención que ya comienza
la tonada de la rambla,
en Almendralejo trigo,
en Villafranca cebada,
en los Santos buenas mozas,
pero están muy lastimadas
de subir aquellas cuestas
a llevar el pan a Zafra,
en Zafra los mercaderes
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donde está el oro y la plata,
en Valencia los reondos
membrillos de buena casta,
en Burguillos, campanillos
para dar campanilladas,
en Jerez los Caballeros,
señores de casta y fama,
en Fregenal, barateros
de cuchillos y navajas.
En Bodonal leñadores
de a dos reales la carga,
Var. Que a Segura la llevaban;
en Segura madereros
y aserradores de tablas,
en Fuentes el vino tinto
pero le hallo yo una falta.
que lo bautizan los zorros
como a personilla humana.
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En Cabeza Vaca jarros
que con tres hacen la carga,
en Cumbres, revendedores
de los peros y castañas
en la Fuente del Maestre
la condición de la cabra,
en Jabugo buen tabaco,
en Galaroza castañas,
en Valverde del Camino
la mejor moza de España,
en Calzadilla chorizos
en la Fuente, buenas casas,
de Olivenza portugueses
y castillos en la Zarza,
en Campanario, candelas
y en Alange buenas aguas,
pa curar los moradores
que son tontos como en Zafra.
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En Don Benito arrieros
son en hechos y en palabras
y en Puebla de Sancho Pérez,
cárceles para cristianas,
que a tos los que iban allí
mataban y acuchillaban.
Mérida del acueducto
donde estuvo Santa Olalla,
pero donde hay buenos músicos
es cerca de Santa Marta,
y las mujeres bonitas
en Mirandüla, Miranda.
En Llera están los palacios
que guerreros los guardaban,
tórtolas y codornices
en el Valle de Santa Ana,
y aquí estoy en Badajoz
el mejor pueblo de España
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esperando algunos cuartos
por la tona de la Rambla
que empieza en Almendralejo
y acaba en esta montaña.
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