
ALBERTO MÁRQUEZ CARRASCAL
FREGENAL DE LA SIERRA
Martes, 19 de mayo 2020, 08:00
Los frexnenses practicantes de la fe cristiana vuelven a compartir la mesa de la Eucaristía tras la entrada en vigor de la Fase I. El pasado domingo, 17 de mayo, un reducido grupo de feligreses se acercaban hasta la iglesia parroquial de Santa Catalina Mártir para poder participar de la celebración de la misa del sexto Domingo de Pascua.
«La Pascua de los Enfermos», comentaba el párroco don Andrés Román a su llegada al templo parroquial. Una circunstancia anecdótica, sin duda, que se reabran las puertas del templo en esta festividad del calendario litúrgico. Una hora antes de que empezase la celebración eucarística se trasladaban hasta la iglesia un reducido grupo de personas, miembros del consejo parroquial, para preparar el tempo con las medidas establecidas por el Ministerio de Sanidad y complementadas por la Conferencia episcopal.
La separación de los bancos de las tres naves que traza el tempo son un buen ejemplo, para así guardar la distancia de metro y medio contemplada por las autoridades. También se trazaron una serie de señales en el suelo para advertir de las distancias a los feligreses que se adentraban en el templo. En la puerta principal esperaban algunos voluntarios que explicaban las normas de acceso a los devotos, mientras les distribuían gel desinfectante mientras llegaban.
También llegaron entre los primeros los miembros de la Asociación Cultural Amigos de TVF, que tras dos meses emitiendo las misas desde el Santuario de Nuestra Señora Santa María de los Remedios, trasladan sus equipos hasta Santa Catalina. Continúan así las emisiones por televisión de la misa dominical, como una forma de participar en directo de las celebraciones sin necesidad de moverse de casa. Es más, la recomendación de las autoridades políticas, sanitarias y religiosas aconsejan que siga siendo así, al menos hasta llegar a la Fase II. Hasta el mismo párroco recordaba varias veces durante la celebración que lo óptimo era permanecer en casa «especialmente para las personas mayores y los enfermos, por ser población de riesgo».
De la Eucaristía participó un reducido grupo de personas, que no alcanzaba la veintena contando a los oficiantes, voluntarios y trabajadores. Entre los gestos que más llamaron la atención durante la misa destacamos el uso constante de gel desinfectante, especialmente cada vez que uno de los miembros de la parroquia se aproximaba al ambón para hacer lectura de las epístolas y el evangelio. También, durante la comunión, el sacerdote se protegió con una visera de plástico para evitar contagios. «Esto a veces parece un circo, hasta que nos acostumbremos a estas cosas», comentaba el párroco mientras se colocaba la protección. La celebración concluyó con el rezo de la rogativa a la Virgen de la Salud, que toma el relevo de la advocación de los Remedios en esta tradición en momentos de epidemias.
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