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Pepón y Rafael, dos chicos que están locos por ser tamborileros Cedida
Pasión por la danza de la salud

Pasión por la danza de la salud

Rafael y Pepón, de cuatro y cinco años, junto a otros muchos, son los relojes del ciclo festivo de La Salud

Juan Andrés Serrano

Fregenal de la Sierra

Viernes, 4 de octubre 2019, 11:24

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Cuando los tambores enmudecen y las castañuelas pliegan sus alas hasta que llegue otro Septiembre, se nos vienen a la memoria los flases de una fiesta de La Salud recién clausurada y, con ello, imágenes cargadas de sentimientos, muchos de ellos protagonizados por los más pequeños, que durante las fiestas han llenado las calles de Fregenal de improvisadas danzas y pasacalles impregnados con la ternura de su ingenuidad.

Son ejemplo de otros muchos niños y niñas de Fregenal que, cuando Agosto bosteza de cansancio para dejar paso al mes de Septiembre, instintivamente acuden a sus pequeñas memorias unos sonidos atávicos que van conformando su personalidad como miembros de esta comunidad humana; unos sonidos que interiorizaron casi en el momento mismo de empezar a respirar estos aires serranos, merced a una tradición amasada durante siglos por sus antepasados.

Ellos no respetan los calendarios, incluso antes del día 30 de Agosto ya comienzan a aporrear sus pequeños tambores, y con elegancia mimética apoyan en su hombro izquierdo una gaita a la que aún no han aprendido a arrancarle sus enigmáticos sonidos. Su ídolo y maestro es Leo, el tamborilero oficial de la Hermandad, y Carmen, que se nos coló casi sin darnos cuenta en una danza pensada sólo para hombres.

Rafael y Pepón, de cuatro y cinco años, junto a otros muchos, son los relojes del ciclo festivo de La Salud, quienes nos recuerdan que en pocos días Leo y Carmen, volverán a las calles y plazas de Fregenal mostrándonos el ritmo cadencioso y lento del pasacalles en las puertas de los hermanos cofrades, anunciando que el día 8 de septiembre, nueve hombres ataviados con ropajes femeniles, nos harán vibrar cuando con sus saltos hagan temblar el suelo, en un acto que podría entenderse como de reafirmación a nuestro viejo legado cultural, a la tierra que los vio nacer.

Rafael Magro tiene antecedentes familiares en la danza, no en balde es sobrino nieto de Leo, el tamborilero, pero Pepón (José María Rusillo de Peralta), como cariñosamente le llaman en la familia, nació y vive en Sevilla, por lo que no deja de resultar sorprendente que en lugar de empuñar un tambor rociero se haya decidido por el de la Salud, y en ello seguro que mucho tiene que ver su abuelo Javier de Peralta, frexnense de nacimiento y convicción, que desde pequeño le mostró las tradiciones y costumbres de Fregenal.

Pepón y Rafael, que se han convertido en escuderos de Leo y Carmen, junto a otros muchos niños y niñas frexnenses, nos enseñan con su enorme candidez que el relevo generacional de nuestra fiesta está garantizado, que ya se encargarán ellos cada año de que no se nos olvide que La Salud es una de nuestras mayores referencias identitarias; que las tradiciones son como las catedrales, a las que no hay que añadir nada nuevo, solo conservarlas.

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