

alberto márquez carrascal
FREGENAL DE LA SIERRA
Sábado, 15 de agosto 2020, 08:00
Tarde del viernes 14 de agosto de 2020, discoteca Sayonara de la calle Santa Clara. Nos acercamos hasta este lugar para hablar con Enrique y Daniel, dueños del local que en los próximos días volverá a enfrentarse a un cierre obligado por la actual crisis sanitaria del coronavirus. Ambos llevan más de tres años trabajando en la noche frexnense desde que reabrieron el pub Picasso en la calle Los Monteros, tradicionalmente conocida por un pseudónimo del que hoy ya no da buena cuenta de aquellos tiempos, en los que los bares de fiesta proliferaban en el lugar.
En la misma mañana, la comparecencia del Ministro de Sanidad anunciaba lo peor para los seis trabajadores de ambos establecimientos. Cierre obligatorio a todo el ocio nocturno, afectando a bares de copas, discotecas y salas de fiestas. «Nosotros habíamos abierto la discoteca para el verano, y ahora con esto pues no tenemos más remedio que echar el cierre», señala Daniel. Una medida que ha sorprendido a ambos en la preparación de la apertura de esa noche. En este viernes todo está en marcha para su Fiesta Blanca, que sigue adelante mientras no se publique la norma.
El reciente anuncio les llena de inseguridades, dado que no saben hasta qué día podrán seguir abiertos. «Esto afecta sobre todo al stock que teníamos preparado desde principios de la semana», nos cuenta Daniel, «tenemos ahí desde bebidas, refrescos que te preguntas, ¿y ahora qué? Si no le das salida este fin de semana, ¿qué haces con eso?».
Las medidas llegan a un país en el que el número de infectados por la covid no paraba de aumentar. En las últimas 24 horas el número de contagios se dispara en España hasta los 2.987 casos y 12 fallecidos, con especial incidencia en Madrid, Euskadi y Aragón. Precisamente, las autoridades nacionales y autonómicas encargadas del control de la epidemia apuntaban directamente al ocio nocturno como fuente de contagios.
Mientras tanto sigue el montaje de la Fiesta Blanca, y seguimos charlando con Daniel: «nosotros tenemos todo preparado para esta noche. Están guardados los reservados, tenemos a la gente de siempre del Picasso´s que luego viene aquí, un público que siempre está con nosotros desde que abrimos». También se preocupa por el trabajo acumulado que ahora se queda en nada, «hemos estado adaptando esto, guardando distancias de seguridad, limpiando con gel hidroalcohólico, incluso teníamos pensado comprar el termómetro para la entrada, pero ahora nada».
Este año ha sido especialmente duro para el sector del ocio nocturno. Sin Fiestas Patronales, sin Festivales, con un miedo constante, pero con una gran cantidad de personas que prefirieron el pueblo a la playa en plena pandemia. «Justo ahora que estábamos un poco bien», continúa Daniel, «retomando la situación, pero ahora se nos quita todo. Nosotros lo que tenemos son bares nocturnos, entonces lo que tenemos tampoco nos permite abrir nuestros bares a una hora distinta».
Del comportamiento de los clientes, Daniel destaca que «por norma general, tanto aquí como en el Picasso´s, son gente más mayor, te quitas de muchos problemas». Aunque reconoce la complicación de adaptarse a la medida de las mascarillas, pues «también es complicado estar todo el rato recalcando a la gente que se tenga que poner la mascarillas, porque al final son nuestros clientes, también se tienen que sentir cómodos por nuestro trato».
En la calle los Monteros, nos comenta Daniel, «sabemos que a veces se nos acumula la gente en la calle», una situación que desde el negocio no se puede enfrentar directamente. Para ello, la colaboración con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad es esencial, que vigila el correcto comportamiento de las personas en la vía pública. «Nosotros en el interior podemos tener el aforo controlado, pero en la calle no podemos hacer nada». En cualquier caso, se plantea como una forma de colaboración directa entre los encargados y las autoridades, de tal forma que no tenga un efecto negativo ni se promuevan contagios por las aglomeraciones. «Al final es trabajar para que entre todos se pueda llevar a cabo la situación lo más sencillo posible», a pesar de que «cuando las personas salen y beben sabemos que les cuesta más entender las cosas, algo que ojalá que no fuera así».
Sin embargo, coinciden en que el comportamiento no ha sido igual en todo el ocio nocturno. «Yo he visto un comportamiento totalmente fuera de lugar», cuenta Daniel, «que no tiene nada que ver con el comportamiento y el aforo que tenemos aquí». Es por ello que «entiendo que se hayan tomado estas medidas, pensando en lo que hemos visto por ahí, pensando en chiringuitos, negocios, gente que no cumple ningún tipo de medida de seguridad, ni distancia». Definitivamente, pagan justos por pecadores, viendo cierto descontrol por un lado, mientras en Sayonara «perdemos dinero por dejar gente en la calle y no consentir que entre más gente de la que puede». «Aun así lo hago hasta encantado», asegura Daniel, «porque así cumplía lo que nos estaban pidiendo».
La prohibición viene acompañada de otras medidas que repercuten directamente a los locales de restauración. El pacto entre Sanidad y Comunidades Autónomas afecta a los bares y restaurantes, que tendrán que cerrar como máximo a la una de la madrugada, limitando su aceptación de personas a las doce de la medianoche. También se limitan los grupos presentes en estos locales a un máximo de 10 personas, extendiendo esta recomendación al conjunto de la población, de cara a la vida privada. Es más, las autoridades sanitarias recomiendan no entrar en contacto con más personas que con las que se convive normalmente al conjunto de la ciudadanía.
Del mismo modo, se prohíbe a los consumidores de tabaco fumar en espacios abiertos, o retirarse la mascarilla. Solo será posible fumar si se cumple escrupulosamente la distancia de dos metros obligatoria. El endurecimiento de estas medidas llevará aparejada un aumento de la cuantía en las sanciones impuestas por las Autonomías. Aun queda por cerrar el contenido del articulado que dé forma a este acuerdo, y que será publicado en forma de Orden por el Ministerio de Sanidad en el Boletín Oficial del Estado, para posteriormente ser traspuesto por las Consejerías de Salud autonómicas en sus diarios regionales.
«Nuestra suerte es que no vivimos de esto», nos cuenta Enrique, «pero el que dependa de esto, o esté hipotecado cuidado». «Nosotros aquí lo tenemos todo alquilado», continúa, «lo podemos dejar en cualquier momento, sin deudas ni historias; pero el que realmente esté colgado del negocio no tiene solución». Enrique también destaca que «realmente no es una solución», hablando de la medida adoptada, «más bien es postureo ante los de arriba, porque es en el ocio nocturno donde se está viendo que hay más casos y hay que quedar bien ante la opinión pública europea». Pero ellos consideran que en realidad «esto puede derivar ahora en que la gente se apañe de otra forma», apunta Daniel, «porque en los locales se puede controlar mejor».
Tampoco les queda claro por qué se enfoca todo al ocio nocturno y «mientras tanto permiten que los bares y restaurantes sigan abiertos». Consideran que hubiera sido más sencillo aprobar otras normas, que permitieran seguir «controlando más el aforo y poniendo más medidas de control se podría empezar a lo mejor por ahí antes de cerrarlo del todo». De esta forma se afronta el futuro cierre en los locales de ocio, mientras ahora se pone el punto de mira sobre la ciudadanía y el comportamiento privado. Solo el tiempo dirá si la medida ha sido efectiva o no hubo manera de poner el cascabel al gato.
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