

j. andrés serrano
Viernes, 28 de septiembre 2018, 07:45
Que las llamadas grandes superficies comerciales están acabando con el pequeño comercio no es ningún descubrimiento a estas alturas. Mientras que nuestro vecino que regenta una pequeña tienda o comercio en el medio rural ve su futuro en peligro, a nuestras casas llegan los paquetes de Amazon, Ebay y empresas similares de venta online, virtual o electrónica, esa moda fatídica de comprar que está contribuyendo de forma importante a la destrucción de puestos de trabajo en las pequeñas y medianas poblaciones, por no hablar del trabajo esclavo que crean esas multinacionales, allá en países donde las regulaciones laborales brillan por su ausencia, o de los atropellos medioambientales que cometen en el mundo más desprotegido y sometido a menores controles internacionales.
Algunos viejos tenderos se han atrincherado en sus antiguos comercios y se niegan a ceder el terreno que de forma inexorable les van robando aquellas empresas que nadie sabe dónde cotizan. Por fortuna, en Fregenal, aún nos quedan algunos testimonios de ese pretérito comercio, con vetustos mostradores y estanterías de madera en cuyos anaqueles se exhiben ahora modernos productos, generalmente regidos por familias que han ido recogiendo el testigo de muchas décadas anteriores. La pastelería 'Risco', el comercio de alimentación de los 'Hermanos Calderón' o 'Casa Manso', representan la lucha numantina por mantenerse en el tejido comercial de nuestra localidad y todas ellas rondan el siglo de existencia.
La familia Manso procede de la vecina localidad de Valencia del Ventoso. Fue Enrique Manso Fernández, que nació en el año 1862, el que primero llegó a Fregenal para desempeñar el cargo de Secretario del Ayuntamiento. Casó con la nativa Purificación Sevilla Adame y tuvieron cinco hijos: Manuel, Santiago, Ramiro, Enrique e Isabel.
En 1919, Manuel Manso Sevilla funda la ferretería utilizando una habitación de la casa familiar que hoy ocupa el establecimiento. Sus comienzos en el negocio empezaron mezclando barnices, tintes y tierras naturales para fabricar pinturas que luego vendía a granel. Poco después, con un aval de 500 pesetas, sufragó el primer pedido de ferretería a unos grandes almacenes, y así, poco a poco, el negocio fue creciendo, hasta que la trágica muerte de Manuel, en 1936, puso al frente del negocio a su hermano Enrique, que a pesar de su discapacidad física logró mantenerlo activo y en auge. Para ello engrosó la saga familiar con la presencia de su sobrino Santiago, que con apenas diez años se incorporó al negocio de 'Casa Manso', y hoy, con noventa y dos años aún podemos verlo dando sabios consejos a su hijo Enrique y atendiendo de forma diligente a sus clientes.
Cuando fallece Enrique Manso, en el año 1968, la titularidad de la ferretería pasa a Santiago Triviño Manso, su sobrino, que junto a su esposa, Ana Carbajo, inician una nueva y floreciente andadura.
Cien años cumplirá 'Casa Manso' en 2019. Cien años sirviendo a Fregenal y su comarca, e incluso a los vecinos portugueses. Un siglo de vida de un comercio que ha vivido la historia reciente de un Fregenal que también sucumbe a una globalización imparable de los sistemas de comercio.
¡Si no lo tiene Manso, no existe!, se decía hace años, aludiendo a algún producto difícil de encontrar.
PD: Gracias a la familia Triviño Carbajo, en especial a Enrique, por sus informaciones.
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