Las Madres Agustinas elaboran sus dulces en las cocinas del Convento de la Paz.

Juan Carlos Delgado presenta su exposición “Vida contemplativa agustiniana” en la Noche en Blanco

El fotógrafo de naturaleza y vida cotidiana, colaborador habitual de este medio, nos acerca un poco a la vida detrás de la reja de clausura del Convento de la Paz

alberto márquez

Jueves, 16 de agosto 2018, 10:28

Nos acercamos brevemente hasta el autor de esta exposición tan llamativa dentro del programa de la presente edición de la Noche en Blanco. El frexnense Juan Carlos Delgado, habitual colaborador de este medio, y muy amigo de la fotografía dedicada a todos los aspectos de la vida, ya sea natural o humana, nos cuenta que la idea de realizar una exposición fotográfica sobre las Madres Agustinas de Fregenal me viene de lejos, pero ha sido ahora en 2018 cuando ha sido posible llevarla a cabo.

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Todo un reto para un fotógrafo acostumbrado a salir al campo y usar la bóveda celeste como techo, pero al que sin embargo le atraía recogerse por varias jornadas junto con las Madres del Convento de la Paz. El autor de la muestra nos cuenta que en conversaciones con la alcaldesa de Fregenal, Tina Rodríguez, lo plantee como algo llamativo para la Noche en Blanco y ayudar también en el plano económico a la congregación; se mantuvieron las conversaciones pertinentes con las Agustinas y aceptaron la idea. De esta manera, continúa Expósito, me puse manos a la obra y las primeras imágenes fueron en la toma de los votos temporales de Sor Eutropia, en el mes de abril.

Para Juan Carlos la idea fundamental es dar a conocer el día a día de las monjas de clausura, y que a través de su muestra fotográfica se conozcan los quehaceres, las costumbres y hábitos de estas mujeres entregadas a la vida contemplativa bajo la regla agustina.

Para llevar a cabo esta labor, nos cuenta el autor que asistió a los trabajos que las Madres Agustinas llevan a cabo en la cocina del convento para la fabricación de dulces artesanos. También pude acompañarlas en la preparación del huerto, cuidado de las gallinas y otras actividades diarias.

De la labor cotidiana, pasamos a la oración, en una conjunción regular impartida por San Agustín. A pesar de lo sagrado de estos espacios, cuenta Delgado Expósito que me permitieron por breves momentos, asistir al recogimiento y rezos en el coro, destacando el mismo autor el trato de las Madres Agustinas que desde el primer momento se mostraron muy amables y además actuaron con toda naturalidad ante la cámara, dando un trato exquisito a mi trabajo fotográfico.

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La perspectiva de Juan Carlos Delgado, en estos momentos de recogimiento religioso, era de encontrarse en una situación fuera de lugar, dado que hasta ese momento nadie había tenido la suerte de estar allí con una cámara acompañando a esta congregación religiosa en sus rezos diarios, por eso nos dice que cada vez que sonaba el clip de mi cámara sentía que estaba profanando algo muy sagrado. A pesar de ello, el entendimiento entre monjas y fotógrafo fue de lo más natural, permitiéndonos disfrutar de la luz especial que se filtraba por las ventanas y las puertas, una iluminación que traslada al que disfruta de esta muestra a un mundo totalmente desconocido.

Las sesiones se hicieron con dos cámaras, una en trípode y otra a pulso, en unas condiciones en las que el fotógrafo no está acostumbrado a trabajar: yo no soy fotógrafo de escenarios tan difíciles, con tan poca luz y sin flases, era todo un reto, pero al final mereció la pena una experiencia tan gratificante desde el punto de vista fotográfico y a la vez también humano.

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Juan Carlos Delgado agradece especialmente el acceso a una de las fotografías en las que aparece toda la congregación y la ya desaparecida Sor María, que ha sido cedida por el fotógrafo Pedro Vargas; así como a todos los patrocinadores y colaboradores que permiten que esta muestra llegue a la Noche en Blanco. Los visitantes del Convento de la Paz, podrán disfrutar de la exposición Vida contemplativa agustiniana desde las ocho de la tarde hasta las doce y media de la noche, junto con la exposición de crucifijos antiguos de la congregación. Todo ello recogido en el entorno del Claustro de clausura y la Iglesia del Convento, un lugar de recogimiento y oración durante todo el año, que las Madres Agustinas vuelven a abrir por una noche.

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