Alfredo Tejada derrochó sentimiento, compromiso y amor a su tierra a través de un equilibrado quejío flamenco

La única gala de la presente edición del Festival Internacional de la Sierra dentro de la programación específica de Flamenco en la Sierra, casi llenó por completo el patio de butacas previsto por la organización para presenciar un acontecimiento que anunciaba la presencia de la última Lámpara Minera del Festival de la Unión en Murcia, un Alfredo Tejada, que lució en Fregenal de la Sierra sus extraordinarias cualidades y un potente quejío flamenco, que supo equilibrar hasta impregnar a su actuación de dosis de verdadero sentimiento.

Milonga para arrancar con un canto a la alegría de Andalucía a través de sus diferentes provincias, continuando con lindas Cantiñas de Cádiz.

Luego, tras valorar el bello rincón que acogía el concierto, el claustro del convento de San Francisco, continuó con alguna melancólica Soleá, un cadencioso cante por Farruca, cargado de sentimiento, y una serie de fandangos arrebatados y comprometidos, con los que puso el broche final, dedicándolos a su magnífico guitarrista, Patrocinio hijo y al público presente en la interesante velada.

En todo momento mostró Tejada el extraordinario dominio que atesora en la ejecución de los diferentes palos del flamenco.

Previamente, había intervenido acompañado también por Patrocinio hijo el joven valor de la comarca, Julián Jaramillo, de Segura de León, quien comenzó por Malagueñas y culminó con una rueda de fandangos en la que se arrancó por el Niño de Fregenal, extraordinario.