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Mausoleo de Juan Bravo Murillo en Fregenal de la Sierra.
D. Juan Bravo Murillo: Un Legado ejemplar

D. Juan Bravo Murillo: Un Legado ejemplar

JOSÉ ANTONIO LÓPEZ RODRIGUEZ

Jueves, 28 de junio 2018, 08:29

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En Madrid, una importante y céntrica calle lleva con toda justicia el nombre del ilustre frexnense. Fue él quien decidió, siendo Presidente del Consejo de Ministros, que se acometiera la construcción del Canal de Isabel II captando el agua del río Lozoya. De esa manera los madrileños dejaron de depender del escaso caudal del río Manzanares y de las fuentes públicas desde las que un ejército de aguadores repartía diariamente más de 600 reales fontaneros de agua, el equivalente a cerca de 2000 metros cúbicos.

Inició su formación en los jesuitas del Convento de San Francisco de Fregenal. Estudió Filosofía y Teología en Sevilla y después de 1820 a 1825 la carrera de Derecho en Salamanca. Ejerció con gran éxito la abogacía en Sevilla.

De la mano del ministro Manuel Barrio Ayuso que había sido profesor suyo en Salamanca, entró en política y militó en el Partido Moderado. Antes de ser Presidente del Consejo de Ministros fue ministro de Justicia, Hacienda y Obras Públicas.

Además de la creación del Canal, a él se debe la trascendental Ley de Funcionarios. Uno de los problemas más graves de la administración de entonces era el de la remoción de los funcionarios en cada cambio de gobierno. Al producirse el relevo en el partido gobernante, cambiaban todos los funcionarios, quedando en situación de cesantes. Aquella figura del cesante sobre la que escribieron Galdós y Clarín, que conspiraba políticamente para volver a la situación anterior.

Bravo Murillo sentó las bases para la completa separación entre Administración y Política, al establecer que los cargos públicos fueran cubiertos por oposición y posteriormente el ascenso en el escalafón atendiendo a un riguroso orden de méritos.

También le debemos la implantación en España del sistema métrico decimal, la primera Ley de Contabilidad, la Ley de Puertos Francos de vital importancia para las Islas Canarias, la firma del Concordato con la Santa Sede en 1851, o la Ley que impulsó el Plan de vías férreas de España, inaugurando la línea Madrid-Aranjuez.

Finalmente, resolvió con éxito el eterno problema de la Deuda Pública, que en aquel entonces era insostenible pues arrojaba un déficit de 283 millones de Reales y ya no se podía hacer frente ni a los intereses.

Apartado de la política condensó su ideario político en los Opúsculos, 6 tomos donde combatía con la pluma la concepción materialista de la vida. Fue un hombre sencillo que renunció a las muchas condecoraciones que le ofrecieron incluido el Toisón de Oro. Tampoco aceptó retribución alguna por sus puestos ministeriales al considerar suficientes sus ingresos como abogado. Rara vez utilizó los carruajes oficiales.

Nació en Fregenal en 1803 y murió en 1873 en Madrid. Fue enterrado en la Iglesia de Santa Ana de Fregenal donde unos años después la Corporación presidida por el Alcalde Eusebio Carbajo Herrera inauguró el Mausoleo en que reposan sus restos.

Dejó un legado ejemplar digno de ser recordado.

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