Andrés Román leyendo el Libro de los Milagros. ALBERTO MÁRQUEZ

¡Qué gran concierto!

andrés román garcía

FREGENAL DE LA SIERRA

Domingo, 26 de abril 2020, 11:57

Me gusta tanto la música, que me autodefino como mega-melómano. Escucho casi de todo y disfruto más aún cuando interpreto algún instrumento de los que tengo y me acompañan los amigos.

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Numerosas veces me pongo macroconciertos, puesto que no puedo asistir a ellos por ser en lugares alejados del mundo. Pero la nuevas tecnologías nos permiten gozarlos casi como si estuviésemos ante el escenario, con la pena de no estar en «el directo», pero con las ventajas de no tener que soportar largas horas para asistir, los sudores u otras cosas de los que están al lado, tener a los intérpretes lejos como pulguillas, etc., y después tener que trasladarte al hotel o a casa reventado.

Anteayer entré en el canal YouTube e hice un rastreo para ver qué tenía colgado nuevo del DJ, (Disc Jockey en inglés, traducido literalmente: monta disco, y vulgarmente: pinchadiscos), famoso Armin Van Buuren, para mi uno de los mejores del momento, junto con David Getta o Martin Garrix, entre otros.

Elegí el titulado «Live at EDC México 2020», por eso de que era muy reciente y llevaba solo un mes y, por tanto, subido a internet durante el confinamiento en España. Además lleva en ese poco tiempo ya más de un millón de visitas, por lo que tenía pinta de que sería muy bueno.

Cuando estoy disfrutándolo a tope en el minuto 54, segundo 34 (lo digo, por si queréis comprobarlo directamente, sin tener que escucharlo todo entero), se para la música y comienza a cantar a capella una chica (no subtitulan su nombre, por lo que no sé quién es) el «Ave María» de Schubert. Sí, he dicho bien, no me he equivocado. Silencio total de repente en el auditorio para escuchar: «Ave María, gratia plena. María, gratia plena. María, gratia plena. Ave, ave, Dominus, Dominus tecum». Y lo canta en latín, lengua que no es que estudie mucho la juventud, quizás porque no sea muy práctica en la actualidad, y que, traducido, suena así: «Ave María, gracia plena. María, gracia plena. María, gracia plena. Ave, ave, el Señor, El Señor está contigo». O, dicho de otra manera, lo que rezamos como el «Ave María». Los muchos miles de jóvenes presentes aplauden, y sigue el concierto.

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Para mí, esto que os he contado es una metáfora de la realidad. Tenemos muchos sonidos en el ambiente y vamos dejándonos llevar por el ritmo de la música que nos ponen los DJ de turno. De golpe el concierto de la vida se para y se hace un silencio (sea por el covid-19 ahora, o por otras cosas que nos pueden suceder). Y empezamos a escuchar el dulce canto de lo divino, o la melodía de la Virgen María que, con dulzura y belleza nos conduce a su Hijo Jesús y, casi sin darnos cuenta, nos encontramos orando.

Me dispongo a viajar hasta el Santuario de Ntra. Sra, la Virgen de los Remedios. Allí rezaré por todos ante la imagen Santísima de Nuestra Madre.

¡Que siga el concierto!

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