Borrar
«Cobraba 100 pesetas al mes por ocho horas entretenidas y agotadoras al día»
entrevista a pili delgado, telefonista entre 1957 y 1977

«Cobraba 100 pesetas al mes por ocho horas entretenidas y agotadoras al día»

Es la memmoria viva de una figura entrañable: la de la telefonista cuando todas las llamadas tenían que pasar por la central

juan ignacio márquez

Viernes, 2 de marzo 2018, 17:08

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

De la narración de la historia de nuestros pueblos sacamos una que nos devuelve, por un momento, a tiempos que atrás quedan junto a históricos personajes de la vida de Fregenal, retratados hoy hace 40 años por el famoso periodista Luis Carandell en sus Cuadernos para el diálogo refiriéndose a un Fregenal de 1977 calificado como pueblo arquetípico de España.

De entre ellos ponemos el foco en las telefonistas en franco homenaje a su trabajo de aquella época desde un Fregenal con mucho que decir en la historia de este tipo de comunicaciones, lo que contamos apoyados en Pili Delgado. Aquel grupo de jovencitas frexnenses, que muchas veces recogían los recados y siempre sabían dónde encontrar a la gente del pueblo.

Pili tiene 74 años, nació en 1943 y como nos cuenta comenzó a trabajar de telefonista en Fregenal cuando era una cría, tenía 14 años. Recordar aquella época le produce una enorme satisfacción, se nota en la conversación amable y cariñosa con una mujer que mantiene la simpatía de siempre, la que atesora desde aquellos tiempos, siempre con una sonrisa en sus labios.

¿Cuántos años de telefonista?

Estuve veinte años en Fregenal, desde 1957 hasta 1977 que se cerró la centralita en el pueblo. Luego en Barcelona estuve desde 1978 hasta 1998. En total más de cuarenta años de trabajo hasta que me prejubile con 55.

En la esquina de la calle La Cárcel con el Paseo. ¿Cuántas personas trabajabais allí?

Sí. La centralita estaba justo en el rincón de la calle La Cárcel con el Paseo y la casa de la encargada que estaba a continuación tenía también una entrada por la calle La Cárcel. Trabajábamos Luisina que era de Jerez y hacía todas las noches, Luisa Pantrigo, Mari Loli Sevilla, Reme Barroso, Carmen Chamorro, Antonia Durán, Mari Bravo y yo. Las más antiguas éramos Luisina, Luisa Pantrigo y yo. Aquello estaba continuamente funcionando y el turno más tarde que se hacía era hasta las doce de la noche y desde las doce hasta las ocho estaba Luisina.

¿Cuánto cobraban?

Al principio empecé cobrando 100 pesetas como un regalo, yo estaba aprendiendo. Luego ganábamos unas 5.000 pesetas hasta que pasaron unos años y nos pusieron unas 15.000 pesetas. En aquella época esa cantidad era muy importante, tampoco ganaban mucho más los maestros. En Barcelona, sin embargo, cuando me fui allí ya ganaba más de 30.000 pesetas.

¿Cuántas horas trabajaban?

Eran ocho horas muy entretenidas y agotadoras aunque había a algunas compañeras que no les gustaba. Yo debo reconocer que a mí me encantaba aquel trabajo. Estábamos sin descansos semanales y con quince de días de vacaciones cuando nos las empezaron a dar. En un momento determinado vino una Jefa de Telefónica que llegó un año antes de poner el automático y a los 19 años de estar trabando conseguimos los descansos semanales, un domingo de vez en cuando pero no todas las semanas.

¿Cómo recuerda aquellos años?

Fueron años muy alegres y bonitos con un ambiente en Fregenal fantástico. Teníamos algo más de 500 abonados, aún recuerdo muchos teléfonos de ellos y desde Fregenal atendíamos a nueve pueblos secundarios a los que llevábamos nosotros el servicio: Cumbres de Enmedio, Cumbres de San Bartolomé, Cumbres Mayores, Encinasola, Hinojales, Higuera la Real, Segura de León, Bodonal de la Sierra y Fuentes de León. Nosotros les poníamos la conferencia a todos los abonados de estos pueblos. Fregenal tenía el centro de entronque porque si no los pueblos no podían comunicarse, todos estos pueblos se comunicaban a través de Fregenal. Trabajábamos demasiado, a mi me costó hasta una operación de un pólipo en la garganta. Teníamos que gritar. Cuando había tormenta era tremendo porque todos los truenos nos golpeaban con fuerza en los oídos. Las comunicaciones no tenían nada que ver con las de ahora. ¡Qué recuerdos! Había unos paneles que teníamos que arreglar nosotras hasta que llegaban los técnicos que venían de Badajoz. La verdad es que a mí me hubiera gustado estudiar una carrera, estudiar Derecho, para haber sido política, que siempre me ha gustado mucho pero había que trabajar.

Seguro que fue una etapa de numerosas anécdotas.

Sí y muy simpáticas. Un día llegó un señor que venía del campo, nos pide una conferencia con Madrid. Él entró en la cabina y nosotras desde fuera escuchábamos al señor de Madrid pero no al de Fregenal al que tampoco veíamos desde fuera, me levanto y veo que había dejado caer el cable y él se había tirado en el suelo para hablar por el auricular desde abajo. Luego, otro día, llegó otro amigo que se ponía el teléfono de montera, ¡qué gracia! Era una época muy bonita porque éramos jóvenes, había mucho unión entre la gente y al no ser el teléfono automático había mucha cercanía. Los abonados nos llamaban con mucha cordialidad, un día tenía un jefe a mi lado y como el protocolo nos obligaba a tratar a la gente con mucha amabilidad, a veces, la gente no lo entendía porque nosotras procurábamos ser muy cercanas con todo el mundo, pero había que cumplir las normas.

¿Cómo fue su experiencia en Barcelona?

Tanto en Barcelona como en Fregenal yo siempre fui muy feliz con este trabajo, estuve muy contenta, aunque este trabajo nos daba también muchos sofocones y quebraderos de cabeza, no creas, había comunicaciones muy complicadas de realizar, era un trabajo de chino, Sevilla, dame Aznalcollar, a veces teníamos que pasar por seis o siete centros para conseguir una conferencia con un número determinado. En una ocasión, no se me olvidará nunca, tuve que realizar una comunicación con un pueblo de Salamanca que se llamaba Villar de Gallinazo, tuve que pasar por ocho o nueve centros hasta localizar al abonado que me habían pedido, fueron dos horas para conseguir todas esas comunicaciones enlazadas unas con otras. Después de todo llegué hasta ellos y les pedí por favor dame el seis. En el momento en que me lo cogió el abonado se cortó la comunicación, teníamos unas sillas giratorias y yo no paraba de dar vueltas, me dio un ataque de nervios horroroso, hasta lloré y todo, solo pensar que tenía que empezar de nuevo. Qué cosas, aunque la verdad es que aquello de que se cortasen las comunicaciones pasaba muchas veces, pero es que en ocasiones era un trabajo impresionante.

Las telefonistas, un oficio que se fue de nuestro pueblo en el año 1977 y eso que hablamos de un Fregenal histórico en este tipo de comunicaciones como también recogió el famoso periodista extremeño, Roque Alonso, para Hoja del Lunes, en 1981. Este rincón de Extremadura en el que pese a que D. Rodrigo Sánchez-Arjona celebró con éxito total y entusiasmado las primeras conexiones telefónicas entre dos puntos más alejados, Fregenal y Sevilla, primero y luego Fregenal Cádiz, es decir más de 150 km., aprovechando los cables del tendido de telégrafos los días 27 y 28 de abril de 1880, sin embargo, se da la paradoja de que precisamente fue uno de los últimos pueblos pacenses en tener servicio telefónico automático, quizá por esas incoherencias de la vida.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios