FREGENAL DE LA SIERRA
Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.
Viernes, 7 de abril 2023, 11:25
El primer jueves que reluce más que el sol se iba oscureciendo conforme se acercaba la hora de la Pasión. En Santa Ana sonaba la quebrada campana anunciando la reunión de los fieles para celebrar la Última Cena del Señor. Desde las alturas, las jóvenes voces del Coro Parroquial nos devolvían muchos años atrás, algunos hasta la infancia, mientras se sustanciaba en el altar el misterio divino. Acabada la celebración se abrían los Monumentos a la Eucaristía, y se iniciaba un recorrido que devolvería a los devotos de nuevo a las puertas de Santa Ana la Mayor.
Sobre el horizonte se erguía una enorme luna parda, que parecía habernos devuelto el color reflejado de nuestra tierra en las primeras luces de la noche del Jueves Santo. A las diez en punto se situaba bajo la puerta del lado de la Epístola la cruz de guía de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima del Mayor Dolor. En el Llano de Santa Ana esperaban un nutrido grupo de frexnenses y visitantes, que se extendía por toda la plazuela y llenaba los aledaños de la calle Iglesia Santa Ana, hasta la esquina de la antigua calle El Pozo.
Mientras los penitentes abrían el cortejo, se iniciaban los trabajos para cuadrar el paso del Nazareno con la puerta de la iglesia. La salida por estas puertas tan bajas siempre nos muestra el esfuerzo realizado por las cuadrillas de costaleros. Estos pies de la fe, en palabras del capataz del paso del Señor, permitirían llevar todo un Evangelio andante a las casas de los frexnenses. Devoción bajo el rostro de Jesús portando la cruz, de una vecina que buscaba una mirada sonriente desde su silla de ruedas y que nos recordaba la belleza impresa detrás de estos pasos. Pasos descalzos de una promesa bajo el trono que lleva a Cristo al Gólgota de nuestro Paseo, en una sentencia repetida durante dos milenios.
Dos velas más tímidas que las del penitente iluminaron el camino del Nazareno hasta el Paseo, las de dos mujeres de mantilla que consuman otro acto de fe y acrecientan esa tradición. Tras el paso de Jesús, el Mayor Dolor de su Madre se deja entrever a través de la puerta. Otro pequeño esfuerzo para acercar a los fieles y a una Madre desconsolada, camino del Calvario, que bien podría ser la imagen de una madre que ve partir a su hijo lejos de su tierra por la falta de pan y trabajo. Una pérdida dolorosa que, sin embargo, sale a la calle para iluminar oscuros rincones donde se esconde la fe.
Una vez se inicia la estación de penitencia, esta se tornó muy ordenada por las calles Alájar, Los Remedios, Marqués de Riocabado y Soto Mancera. Cuando el Nazareno se asomaba a la esquina del Paseo de la Constitución, su alargada sombra se proyectaba sobre las antiguas piedras del Castillo templario. Los hermanos tomaron la plaza con sutileza pero precisión. Los pasos solo ocuparon el extremo que separa la Corredera de las calles Nuevas, pero el desfile sobrecogía en el siempre lento caminar del Nazareno, mirando la luna sobre el horizonte. En la esquina nos regaló una imagen onírica, del Nazareno mirando hacia el cadalso flanqueado por las torres de Santa María.
El cortejo se internó de nuevo, por tanto, volviendo hacia su barrio de Santa Ana, para completar su estación de penitencia por Bravo Murillo y Alemania, no sin olvidar la visita obligada a nuestras Madres Agustinas, que con su oración callada regalaban miradas al Nazareno. Pareció por un instante que al llegar a este lugar, María del Mayor Dolor pudo respirar, consolada por la oración de la congregación de la Paz.
VIERNES SANTO
La Semana Santa llega a uno de sus puntos culmen este mediodía. La muerte de Jesús en la cruz será revivida a partir de las doce y media en el templo de Santa Catalina, donde se pronunciará el Sermón de las Siete Palabras. Tras ello, a la una en punto, se espera la salida de la Cofradía del Santísimo Cristo del Perdón y Nuestra Señora de las Angustias, dos tallas que volverán a procesionar tras haber sido restauradas durante los últimos cuatro años, gracias al esfuerzo de los hermanos de la cofradía.
Desde el Llano de José Carracedo, los titulares de esta cofradía se trasladarán al Paseo del Pilarito, para subir por la calle de la Cárcel hasta el Paseo de la Constitución, donde realizará el histórico recorrido por la puerta del Ayuntamiento y el centro de la plaza, rememorando la escena de la liberación del preso de la antigua cárcel del Concejo. Tras pasar por la puerta de Santa María de la Plaza, tornará por las calles Soto Mancera y Guillermo Silveira, para girar por calles Nuevas y la antigua calle de la Cruz en dirección al Paseo de la Palma. Desde ahí se internará por la calle Arias Montano hasta Nueva Santa Catalina, llegando al templo finalmente.
En la tarde del Viernes Santo se desarrollarán igualmente los Santos Oficios, primero en el convento de las Madres Agustinas a las seis de la tarde, y posteriormente en Oficios Solemnes en el templo de Santa Catalina desde las ocho de la tarde. Ya en la noche, se espera la estación de penitencia de la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad, que saldrá desde Santa María a las once de la noche. La procesión llegará por el Pilarito hasta las puertas de Santa Catalina, subiendo hasta la Corchuela, y continuando su recorrido por las calles Santa Clara, Herrería, Bravo Murillo y Alemania, hasta alcanzar el convento de la Paz. Desde ahí retornará por la Corredera directamente hasta la iglesia parroquial.
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.