

El artículo 20 de la Constitución española reconoce y protege el derecho «a comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión». Un derecho fundamental que para algunos se trata de un deber existencial. No concibo ninguna mañana sin el despertar de una radio encendida con el informativo; o sin las prisas por asegurarme de que la noticia se ha publicado en la web con acierto.
En un pueblo como el nuestro, ser informador es una tarea cuyo único beneficio es sentirse honrado de ejercerla. Una labor que se aprende con mucho tiempo, y que te enseña a ser más humilde y paciente, dos virtudes que deseo con fuerza se conviertan en la guía cada vez que me siento a escribir. Pero no es sencillo, más cuando te conviertes en el centro de las miradas de todos.
Pongo un ejemplo que para todos nos puede ser conocido. El prestigioso epidemiólogo Fernando Simón, director desde 2012 del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, ha aprendido a informar a medida que se plantaba delante de la cámara cada día. Algunos se habrán dado cuenta de que en su extensa formación, que lo ha llevado a lo largo del mundo para proveer de salud a países verdaderamente destrozados por las epidemias, no se encuentra la formación en comunicación. Sin embargo, su paciencia y una gran dosis de humildad le han convertido en una persona que se atrae el cariño generalizado; aunque no le falten detractores.
Y es que ser informador también significa ser la cara a la que muchas personas van a volcar buena parte de sus miedos y frustraciones, más aun cuanto más tensos nos encontramos todos. Es algo que aprendí a vivir con mi padre, que en muchas ocasiones se encontraba aprisionado en medio de batallas que él nunca inició; simplemente porque dedicó una parte de su tiempo a ponerlas negro sobre blanco.
En cualquier caso, se trata de un honor que se ejerce sin pensar en nada, ni en nadie en especial. Es una tarea que ejercemos porque nos dignifica a nosotros mismos por dentro. Porque consideramos un deber hacerlo, poniendo este servicio público por delante de nosotros mismos si es necesario. Porque lo primero es que ustedes tengan la información y así generen una base sobre la que ser ciudadanos libres.
Hoy pongo el punto y aparte a este compromiso que tomé con el Diario de Extremadura HOY durante el confinamiento. He intentado llevarles la información sin que faltara un solo día una noticia, como me enseñó a hacerlo el mejor paladín que hayan tenido las Letras frexnenses. Quiero agradecer a Antonio Tinoco por dejarme poner este granito de arena, y a Alfonso Martín por acompañarme en estos días. Pero sobre todo, a ustedes, por hacer que esta labor que realizamos cobre sentido.
Fuerza y salud.
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