De la Cuaresma a la Pascua: Primavera de Esperanza

Acabamos ya la Cuaresma y poco pensábamos al comenzarla que sería una gran travesía por el desierto y, menos aún, una cuarentena tan real.

Nos estamos enfrentando a algo nuevo y que nos ha cogido sin estar preparados. Nuestra generación moderna, avanzada tecnológicamente, que ha conseguido grandes metas científicas, tan autosuficiente, etc., se enfrenta ante un reto que nos deja desnudos, pequeños, humildes…

Me llegan cada día, y vivo a la vez, historias muy duras de enfermos, sus familiares, situaciones inéditas y trágicas y, lo peor de todo, los fallecimientos de personas conocidas que han fallecido a causa del Covid-19. Y, si ya es difícil despedir a un ser querido, ahora unas exequias están rayando la tragedia humana al tener que realizarla sin la compañía de los allegados y los amigos, sin un beso o un abrazo de despedida y en la frialdad del cementerio.

Además, si la realidad ya es compleja, el futuro se presenta incierto: ¿cuánto durará esto?, ¿me tocará esto de cerca (si no lo ha hecho ya)?, ¿qué pasará con los trabajos, la economía, el bienestar social, el…?

Quiero pensar en clave esperanzadora, como solemos hacer los cristianos. San Pablo nos dice: «Todo contribuye para el bien de los que aman a Dios» (Romanos 8, 28-30). Ese es mi deseo y creo será el de Jesús también, junto a nuestra Madre la Virgen María: Que todo esto, a pesar de todo, sirva para nuestro bien.

Clausuramos esta «Cuarestena» (Cuaresma-Cuarentena) el Domingo de Ramos, con varas verdes de olivos, palmas, tomillo y romero, aunque esta vez sea metidos en nuestros hogares. Y se me viene a la memoria que una paloma llevó a Noé una rama de olivo y éste comprendió que había terminado el diluvio universal y que ya había tierra firme donde poder atracar, para comenzar y rehacer una nueva vida.

Que este Domingo de Ramos, que cierra la Cuaresma y nos abre a la Semana Santa, cuyo culmen es la Pascua, deje atrás para todos el sufrimiento y el dolor, que aprendamos y saquemos todo lo positivo que pueda haber en todo esto y que sea para nuestro bien, que veamos pronto los brotes verdes de una primavera de esperanza.