REDACCIÓN
FREGENAL DE LA SIERRA
Domingo, 24 de abril 2022, 09:34
Las vísperas del Domingo de Milagros cerraron una nueva noche de emociones a cargo de la Coral Frexnense. En el tradicional concierto en honor de Santa María de los Remedios, celebrado de forma excepcional en el templo de Santa María de la Plaza, en presencia de la Patrona, se elevaron cánticos al cielo. Un templo abarrotado por los muchos frexnenses que deseaban volver a disfrutar de los cantos de una de las agrupaciones corales más antiguas de Extremadura.
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La velada musical se inició poco más tarde de las diez menos veinte de la noche, con el rezo de la Salve de la Salud. Una oración con la que los coralistas quisieron homenajear «a las familias que hemos sufrido las consecuencias del coronavirus», en palabras de la Presidenta de la Coral Frexnense, María de los Remedios Carrascal. A partir de este punto se iniciaba un programa compuesto de las plegarias a la Virgen «en el amor eterno a Santa María de los Remedios», como destacó la presidenta en la presentación.
Con el «Amor del amor» se abrían los oídos del público asistente, para anunciar las fiestas «Cuando viene la Primavera», y preguntando, como es ancestral, «Por qué» nuestros corazones suspiran por Ella, para culminar con lágrimas en los ojos de la mano de «Mírame, madre mía». Un conjunto de obras ejecutadas con los solos de Virginia Conejo, Agustina Gallardo, Juan Manuel Cumplido y Petri Expósito, respectivamente, y genialmente ejecutados en el piano y dirección por Pablo Márquez Carrascal.
Una vez orado, se tornó el concierto en auténtica ceremonia con la presentación de la obra «Ora Pro Nobis, Misa a la Madre de los Remedios», compuesta por el pianista y compositor frexnense Pablo Márquez Carrascal. Esta composición se trata de la primera obra musical creada para una celebración eucarística dedicada Santa María de los Remedios. Una composición que muestra las múltiples facetas que el folclore y tradición cultural frexnense poseen, y que dejó patente en distintos puntos de su libreto el autor.
«Esta tradición, esta herencia, la espiritualidad y la honra a la muerte del Hijo Ilustre es la base de esta composición para la Eucaristía», destacaba Alberto Márquez Carrascal en el prólogo escrito para las primeras páginas de la composición. Una obra musical «que reza a la Madre, que sublima en el alma de nuestro padre, y se transmite por nuestros cuerpos; para conectar esta Tierra con lo que está en el Cielo». Una composición que suma siete números musicales con el «Introitus et preparatio ab animam», «Señor ten piedad», «Gloria», «Credo», «Santo es el Señor», «Bendito el que viene en nombre del Señor» y «Cordero de Dios». En la obra se entremezclan los cantos de la Coral Frexnense con hasta ocho voces mixtas, elevando claramente la complejidad de su ejecución.
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Tras una introducción que eleva nuestra oración al cielo a través de un auténtico repique de campanas en el rezo de las horas, se llega al tema espiritual del «Señor ten piedad», con fuertes contrastes en una búsqueda de Cristo Dios que guía al creyente en la oración. Tras ellos, el explosivo «Gloria» recuerda al toque ancestral de la Danza de la Salud, con los solos de flautines exquisitamente ejecutados que retornaban al toque del Rosario en el último compás del Amén. El «Credo», por su parte, retrotrae a las mismas esencias del folclore frexnense, que se introduce en el corpus de la propia fe. Las finas púas de bandurria y guitarra, acompañadas de castañuelas, iban recorriendo los postulados de la Fe Católica mientras se entremezclaban sutilmente temas propios del acerbo frexnense. Los números del «Santo», «Bendito el que viene el nombre del Señor» y «Cordero de Dios» de nuevo enmudecieron al templo tras las explosiones en los aplausos de los números más apoteósicos. En este caso, la emoción contenida iba entremezclando las voces de solistas con la voz desnuda de los coralistas, sin ningún acompañamiento musical, salvo la campana final, que igual que abría la obra, cerraba su emotiva despedida con un profundo «danos la Paz».
El concierto tuvo un largo capítulo de agradecimientos, y con la entrega de las primeras ediciones del libreto que contiene la misa «Ora Pro Nobis» a las instituciones presentes en el templo, para dejar patente la herencia que el autor deja para la oración por más de cinco veces secular que une a Fregenal con Santa María de los Remedios. Tras el capítulo de agradecimientos, el programa culminó con la interpretación del Fandango Extremeño a la Virgen de los Remedios, acompañado de nuevo por la sección de cuerdas y flautines que participó durante la ejecución de la misa. Un arreglo musical muy singular que transportó a todos los presentes al corazón de la dehesa extremeña, donde el sino incrustó la gran alondra blanca que es el Santuario de los Remedios, a través del canto de pájaros que brotaba de los flautines, elevando la última oración de la Coral al cielo. Finalizó el concierto con el Himno de la Coronación con todo el Pueblo en pié.
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