Juan Carlos Delgado Expósito
Jueves, 10 de octubre 2019, 00:09
La protección de la Naturaleza ya sean Parques Nacionales, Naturales, Reservas, Zonas LIC, Árboles Singulares, Notables y un largo etcétera de títulos protectores, son sin duda alguna muy necesarios para salvaguardar nuestra maltratada Naturaleza. Toda esta parafernalia proteccionista, deja en buen lugar a los políticos que nos gobiernan, especialmente en estos tiempos en los que parece que la sociedad está más concienciada de la protección de su entorno; en definitiva son votos. Pero no basta con aprobar un Decreto protegiendo tal o cual especie, ya sea de nuestra fauna o de nuestra flora, o cualquier zona digna de ser protegida.
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Les pongo un ejemplo: ahí está el Ciprés calvo de Las Mimbres, en Fregenal de la Sierra, declarado Árbol singular de Extremadura por Decreto 76/2004, de 18 de mayo. Árbol único en Extremadura dentro de su especie, por tamaño y longevidad. En el año 2014, denunciaba el que suscribe, en este mismo medio, las malas prácticas que se habían llevado a cabo sobre una zona dañada que el árbol tenía y aún tiene, en la base del tronco como consecuencia de una gran herida y empeorada poco después por un incendio. Personal de Medio Ambiente de la Junta, sin conocimiento ninguno en arboricultura, la emprendieron a hachazos con la herida, con la intención de realizar no se sabe qué tipo de cirugía arbórea. Un desastre.
Pues bien, hace unos días visite el árbol y cuál fue mi asombro al comprobar que el entorno que se protegió con vallas alrededor del singular árbol, está totalmente abandonado: las zarzas cubren buena parte del perímetro, impidiendo la visión de una parte del árbol; el pasto supone una amenaza al pie del tronco en caso de incendio y la herida de la base de la que hable anteriormente, ni siquiera ha recibido un tratamiento, para controlar la galopante podredumbre que puede suponer a corto o largo plazo, un serio problema para la estabilidad del árbol. Quizás no estaría de más realizar, por personal experto, una eliminación de la abundante ramillería seca que inunda el árbol.
Recordarán que hace algunas semanas les informaba, en este mismo medio, de la desaparición de la maravillosa encina del Rañal, pues bien, es de esperar que no tengamos que anunciar dentro de algunos años, la desaparición de este único ejemplar de Ciprés calvo y que tenemos la suerte de poseer en los campos de Fregenal de la Sierra.
Que a quien le corresponda tome nota y ponga en marcha un plan para PROTEGER de verdad, lo que ya se hizo sobre el papel.
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