

Alberto Márquez Carrascal
Domingo, 27 de octubre 2019, 19:09
En la mañana de este domingo, 27 de octubre, volvían a congregarse en el entorno del Santuario de Nuestra Señora de los Remedios gitanos venidos de todas partes de la geografía nacional. Una cita que en esta edición de 2019 llegaba a su Cincuenta aniversario, en una comunión que compartieron payos y gitanos en torno a la Madre. La misa concelebrada por monseñor Celso Morga, arzobispo de Mérida-Badajoz, monseñor Xabier Novell, obispo de Solsona; y otros sacerdotes unidos a la Pastoral Gitana y a Fregenal. Un acto religioso que vino a poner punto y final al conjunto de actividades desarrolladas a lo largo de todo el fin de semana, conmemorando este cincuentenario de convivencia. Una ceremonia en la que el pueblo gitano hizo entrega como obsequio a la Virgen de los Remedios de una rueda de oro, símbolo que representa el ir y venir de este pueblo peregrino. Por primera vez en muchos años, los actos se extendieron desde el viernes, con la llegada de los gitanos procedentes de otras diócesis españolas, centrándose en la jornada del sábado con multitud de actividades. Todas ellas tuvieron lugar por primera vez en la ciudad de Fregenal, dejando la cita con la Majarí Calí para el domingo en su Santuario. De este modo se desarrollaron conferencias sobre la historia de la Romería Gitana, así como un homenaje a los fundadores y colaboradores de esta importante cita anual. Una serie de actos celebrados en el salón de actos del Centro Municipal Nertóbriga, sumados a la celebración compartida de la eucaristía en la iglesia parroquial de Santa Catalina entre payos y gitanos. Una noche que se prolongó hasta la madrugada, en el entorno del Cerro del Rodeo, con la actuación de los nietos de la Rumba y Mario Tirado. Candelas y estrellas, que iluminaron la fiesta entre palmas y alegría.
Recuerdo al tio Agustín
Desde la Asociación Gitana Virgen de los Remedios, su presidenta Remedios Suárez nos trasladaba su entusiasmo por la celebración de estos 50 años de romería. Una ocasión para recordar a todos aquellos gitanos que habían pasado a los pies de la Virgen en todo este tiempo. Con un recuerdo muy especial al «tío Agustín», que dedicó sus últimos años de vida a que no se perdiera el amor por la Majarí de los Remedios.
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