La autoría y cronología del Retablo Mayor parroquial de Santa Ana de Fregenal de la Sierra
HISTORIA ·
Podemos ahora afirmar que el autor del retablo mayor de Santa Ana fue el entallador Antonio de Auñón, que lo labró en la década de 1570
RAFAEL CASO AMADOR/JUAN LUIS FORNIELES ÁLVAREZ
Jueves, 27 de agosto 2020, 08:31
El retablo mayor de la iglesia parroquial de Santa Ana es sin duda una de las obras más valiosas del ya de por sí rico y variado patrimonio histórico de Fregenal de la Sierra.
Como tal fue reconocido a comienzos del siglo XX en el Catálogo monumental de la provincia de Badajoz elaborado por José Ramón Mélida. Fue este autor quien destacó su valor, calificándolo como obra importante, encuadrándola en el estilo plateresco, aunque asignándole una cronología genérica del siglo XVI, y reconociendo finalmente la imposibilidad de conseguir datos sobre su datación exacta y su autoría.
Su descripción de la obra, con la distinción de sus elementos estructurales e identificación iconográfica de sus bajorrelieves y esculturas de bulto redondo, sirvió de base para los análisis que posteriormente irán ofreciendo distintos autores, siempre en estudios más genéricos, tales como los de Solís Rodríguez, Giles Martín o Hernández Nieves, sin que hasta el momento se haya publicado un estudio específico de la obra, que afortunadamente sabemos que está en estos momentos en fase de realización.
En 1974, el profesor don Antonio de La Banda y Vargas, en un artículo genérico sobre la influencia andaluza en el arte de la Baja Extremadura y basándose en algunos datos contextuales e indicios estilísticos, planteó la posibilidad de que el autor del retablo fuera del artista de origen flamenco Roque Balduque, con una cronología de las décadas centrales del siglo XVI, sin que se llegara a aportar ningún dato documental concluyente.
La hipótesis del profesor La Banda fue seguida por los sucesivos investigadores que trataron el tema, convirtiéndose la atribución a Roque Balduque en un lugar común que lógicamente se trasladó a escritos divulgativos y presentaciones turísticas. Tan solo el añorado historiador del arte don Francisco Tejada Vizuete llamó la atención en un trabajo divulgativo sobre lo incorrecto de esas conjeturas, aunque su muerte prematura le impidió publicar la argumentación de sus afirmaciones.
Pero recientemente la investigación que desde hace años venimos realizando sobre el mundo judeoconverso en el suroeste de Badajoz nos brindó, digamos que como generoso efecto colateral, un documento de 1581 que, indirectamente, vino a confirmar los indicios que anteriormente señalaban la correcta autoría y cronología del retablo. Este hallazgo nos animó a la redacción de un trabajo que diera a conocer su contenido y significado, ofreciéndonos la oportunidad de hacer un balance de los datos ya disponibles sobre el numeroso grupo de artistas que trabajan en el Fregenal del siglo XVI, completando su biografía con datos inéditos, y añadiendo además otros hasta ahora desconocidos, todo ello gracias a la documentación de varios archivos, comenzando por el desaparecido histórico parroquial.
Grupo escultórico de la Asunción de María
ALBERTO MÁRQUEZ
Un trabajo que ha sido generosamente acogido para su publicación por la prestigiosa Revista de Estudios Extremeños, publicada por la Diputación Provincial de Badajoz a través del Centro de Estudios Extremeños, y que ha visto la luz hace escasas fechas dentro del último número del año 2019.
Podemos ahora afirmar que el autor del retablo mayor de Santa Ana fue el entallador Antonio de Auñón, que lo labró en la década de 1570. De él aportamos datos biográficos inéditos y contextualizamos su trabajo en Fregenal y pueblos cercanos como Higuera la Real, situándolo dentro de la labor de una abundantísima nómina de artistas de distintas disciplinas, desde los plateros, tan acertadamente estudiados por Tejada Vizuete, hasta numerosos canteros, de los que llama la atención su procedencia portuguesa, pasando por otros escultores y pintores.
Y podemos, enlazando con el tema principal de nuestra investigación, destacar también el mecenazgo ejercido en muchas de esas obras por representantes del grupo de origen judeoconverso, que, tras conseguir superar la persecución inquisitorial sufrida a finales del siglo XV y comienzos del XVI, supieron mantener una trayectoria de ascenso social hasta ocupar los puestos del poder local y conseguir los deseados títulos de hidalguía que eran la confirmación de su éxito. Un itinerario vital que encuentra su más clara expresión en Alonso de Paz, que ya a finales del siglo XVI fundará, a través de su testamento, un colegio de monjas de clausura que perpetuó su apellido y linaje y un colegio de jesuitas que durante siglos fue un foco de educación y cultura.
Pero esta es otra historia y otro personaje, cuya investigación también nos ha proporcionado sustanciosos resultados.
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