Hace ahora 100 años

En 1920, la pandemia de gripe que se llevó por delante a cerca de 50 millones de vidas, desapareció tal y como había venido. Ese año nació mi padre en Fregenal. España era muy distinta a como es hoy. Poco industrializada, fundamentalmente agrícola, atrasada y poco poblada. Sin embargo los pueblos tenían más población que ahora. Aunque la vida en ellos, para la mayoría, era muy difícil. España tenía 21 millones de habitantes. La esperanza de vida era la mitad que la actual.

Fregenal era una de las localidades mayores de la provincia. Tenía 10.773 habitantes según el censo de ese año. Más que Zafra que tenía 6.492 y casi tantos como Almendralejo que tenía 13.573.

Reinaba Alfonso XIII y destacaban gobernantes como Maura, Romanones o Eduardo Dato que un año después moriría asesinado. Había gran conflictividad social y graves disturbios en Barcelona. Proliferaban los atentados anarquistas. Había guerra en el Rif, en Marruecos.

Paradójicamente, comenzaban unos años alegres tras finalizar la primera guerra mundial y la pandemia de gripe. Años que se llamarían los locos años 20. Se bailaba el charlestón. En los Estados Unidos se declaraba la ley seca y en España ese año moría el torero Joselito. Son también los años del tango de Carlos Gardel, unas letras, un baile y un cantante que en esa época tenían un componente de rebeldía y de insolencia. Todavía el cine era mudo.

La provincia de Badajoz era la número uno en España en riqueza ganadera. Según el censo pecuario de 1921, en la provincia había 25002 caballos, 80.381 asnos, 68.446 mulas, 62.317 vacas, 1.770.000 ovejas, 204.805 cabras, 421.735 cerdos y 933.400 aves de corral.

El primer automóvil de la provincia de Badajoz se matriculó en 1903 y hasta 1914 no comenzaron a salir en serie los famosos Ford modelo T de los que en 1920 alguno se veía por Fregenal. Pero en sus juegos callejeros, los niños debían prestar más atención a los coches de caballos que a los de motor.

Entonces se jugaba mucho en la calle, a la peonza o trompo, las chapas o platillos, el burro, pico, zorro, zaina, el escondite inglés, el pañuelo, el pati, la comba, la goma, el corro, las tabas, las mariquitas. También había mucha afición a las colecciones de cromos, intercambiando en la calle los repetidos. Eran famosos los de Nestlé. Los cromos se pegaban en un álbum.

Nadie tenía «mascotas» y muchos niños tampoco tenían zapatos, a lo sumo alpargatas.

No había agua corriente, ni saneamiento, ni duchas, ni recogida de basuras porque todo se aprovechaba. Hasta el material de construcción era biodegradable como el adobe.

La influencia de la jerarquía eclesiástica en la sociedad era enorme. Iglesias y Conventos, curas y monjas. No había la necesaria separación Iglesia-Estado.

En las actas del Ayuntamiento de Fregenal de aquel 1920 figuran como Alcalde Antonio Jaraquemada Vargas Zúñiga y como Interventor Feliciano Carbajo Sánchez-Barriga. También encontramos reflejada en las actas de ese año una curiosa solicitud de la Empresa Sánchez Romero Carvajal y Cía, la de los famosos jamones 5 jotas de Jabugo, para utilizar una parcela municipal colindante con otras de su propiedad en la calle Orihuela Grande. El Ayuntamiento le cede el uso de 3000 metros cuadrados por 99 años a cambio del pago de 2.500 pesetas de entonces.

Tendemos a pensar erróneamente, como nos recuerda Jorge Manrique, que cualquier tiempo pasado fue mejor. Pero lo cierto es que 100 años después, si nos comparamos con aquella época, no hay nada que envidiar a los alegres pero convulsos años 20 del siglo pasado. Es infinitamente mejor esta sociedad del bienestar en la que la esperanza de vida ha aumentado cerca de 40 años.

Por eso, a pesar del duro trance por el que estamos pasando, tengo la certeza de que lo superaremos. Porque el mundo, desde el principio de los tiempos, siempre ha ido a mejor.