
redaccion hoy
Jueves, 28 de febrero 2019, 17:56
Centenares de frexnenses asistieron al funeral por el alma de Juan Ignacio Márquez, que tuvo lugar a mediodía de este jueves, 28 de febrero, en la iglesia de Santa María de la Plaza. El sepelio, solemne, multitudinario y emotivo, puso de manifiesto el profundo cariño que sus convecinos tenían por el hombre que ha sido un referente cultural y cívico de Fregenal de la Sierra.
La información sobre los funerales corren el riesgo de caer en frases hechas sobre las muestras de cariño hacia la persona que se despide. En este no hacía falta. Basta aportar datos que lo demuestran, como que el templo tuvo que abrir sus puertas laterales para acoger a todos los que querían dar el último adiós a Juan Ignacio; que las personas se agolpaban de pie en los pasillos laterales y central después de ocupar los bancos y, aun así, muchos siguieron la ceremonia desde la plaza; que la fila de gente que después de la misa se acercó a la familia para expresarle su pésame se prolongó más de media hora; o que el personal de los servicios fúnebres empleó más de cinco minutos en trasladar junto al altar las decenas de coronas y ramos enviados por todas las personas, asociaciones, colectivos, instituciones… que querían despedirse de él con el lenguaje de las flores.
El féretro ingresó en el templo que preside la Virgen de la Asunción cubierto con la bandera de Fregenal y con una cruz que había sido enviada por la Corporación, en una decisión adoptada por la unanimidad de los concejales. La comitiva que lentamente recorría el pasillo central iba encabezada por un Crucificado que llevaba Alberto Márquez, el hijo menor de Juan Ignacio. Detrás su esposa, Reme, sus otros hijos, Juan Ignacio y Pablo, y sus padres, Ignacio y Teresa, incapaces de sujetar el llanto. El ataúd se colocó junto al altar mayor, al lado de un caballete con una fotografía que en el momento en que fue tomada pilló a Juan Ignacio con un gesto de mirada serena y tímida sonrisa. Esa imagen, un gesto cotidiano, contribuyó a darle a la ceremonia, en tantos momentos emotiva, una familiar calidez que quien la eligió acertó porque representaba la manera de ser de Juan Ignacio.
El funeral fue concelebrado por Andrés Román García, el párroco de Santa María y uno de sus mejores amigos, y por Antonio Salguero (expárroco del mismo templo) y Ángel Vinagre Pallero. Andrés Román, que al final de la ceremonia se le desbordó la emoción, trazó una semblanza de Juan Ignacio que se correspondía a la realidad que los oyentes conocían: trabajador incansable, de profunda fe religiosa (su amor a la Madre, la Virgen de los Remedios, fue una referencia constante en el sepelio), desprendido y carente de rencor.
También tomó la palabra Antonio Carretero Galán, en representación de la Coral Frexnense, el grupo que cumple su medio siglo y que presidió Juan Ignacio Márquez en varias ocasiones. Antonio Carretero hizo hincapié en el carácter sereno y pacífico de Juan Ignacio, que le permitía «generar lazos de amistad». Concluyó dándole las gracias en nombre de la Coral «por dejarnos un recuerdo tan limpio».
Alberto Márquez también habló de su padre. Dijo de él que había sido «un hombre bueno, un padre cariñoso, un hijo amado y un esposo comprensivo». Se refirió a su tesón, «que lo mantuvo hasta el último momento de su vida» y que le sirvió para «combatir firmemente contra la enfermedad». Una enfermedad que no le impidió entregarse a los demás, a sus padres, a su esposa y a sus hijos. «A todos atendía sin pedir nada a cambio», señaló su hijo pequeño, quien se refirió al «espíritu conciliador» de su padre -una cualidad que ha permitido a los suyos «recoger estos días el amor que tanto sembró en su vida», dijo-. Y también a su manera apasionada de vivir: «Tuvo cuatro pasiones: la Virgen de los Remedios, su familia, la Coral Frexnense y el diario HOY», del que fue corresponsal desde 1990 y, desde mayo de 2010, responsable y alma máter de hoyfregenal, en su versión digital, y del hiperlocal de HOY Fregenal de la Sierra, en su versión mensual de papel. Precisamente ayer, mientras tenía lugar su funeral, se distribuía por las calles frexnenses el último número de HOY Fregenal que elaboró Juan Ignacio, y que lo concluyó cuando le quedaban apenas unas pocas fuerzas para seguir viviendo.
Uno de los protagonistas del funeral fue la Coral Frexnense. No solo por las continuas alusiones a ella que hicieron quienes tomaron la palabra, sino porque su música desde el coro del templo dio a la despedida una emocionada atmósfera de meditación. Y también porque, además de un réquiem como el 'Ave rerum' de Mozart, interpretó una rareza que era su homenaje a quien entregó muchos esfuerzos a la Coral durante muchos años: «Señor, me cansa la vida», con letra de Antonio Machado y música del santeño Juan Alfonso García.
Tras el funeral, una numerosa comitiva acompañó a Juan Ignacio Márquez al cementerio de la Virgen de los Dolores, el camposanto de su pueblo, donde ya descansa en paz.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.