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La autora explicándonos el simbolismo de su obra.
Simbolismo y profundidad de sentimientos a través de la pintura

Simbolismo y profundidad de sentimientos a través de la pintura

‘El dolor de la fe perdida’ de Alejandrina Macías forma parte del conjunto de obras seleccionadas en la exposición del XXXV Premio Internacional de Pintura Eugenio Hermoso que se clausura este viernes en Fregenal

juan ignacio márquez

Viernes, 19 de mayo 2017, 07:02

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Se trata de una creación artística que no puede pasar desapercibida para ningún frexnense que haya visitado y pueda ver, aún hasta este viernes, el conjunto de obras seleccionadas por el jurado calificador de la XXXV edición del Premio Internacional de Pintura Eugenio Hermoso.

Un cuadro cargado de simbolismo y profundidad religiosa, como explicaba su propia autora Alejandrina Macías Rubio, natural de Mérida y de 55 años de edad.

Una pintura nobel que decidió acceder, por vez primera, a este certamen y que se encontró con la satisfacción de ser seleccionada y ver cómo su trabajo formaba parte de la exposición que, primero en Fregenal y desde el uno al treinta de junio, mostrará lo más granado del decano de los concursos de pintura de esta región, en la Sala Vaquero Poblador de la Diputación de Badajoz,

Es cierto, nos decía, es la primera vez que expongo algo y me presento a este premio, por eso es muy grande para mi tener expuesto y seleccionado un trabajo mío, más aún si se trata de un cuadro con tanta carga de sentimiento.

Junto a Alejandrina, la autora, profundizamos en esta obra y descubrimos a través de su testimonio qué representa El dolor de la fe perdida. Una composición que nos llama la atención por mostrar en los ojos de la modelo elementos propios de la devoción a la Virgen de los Remedios.

Se trata de Antonia, mi suegra, nos dijo, es una mujer gitana muy devota de la Virgen. Por eso, se me ocurrió dibujar en su ojo izquierdo la primera cruz del camino al santuario, de ahí partimos hasta el humilladero y en esa mancha blanca que aparece puede verse la imagen que los peregrinos perciben, en el tramo final, desde la cima del camino cuando se ve la ermita, un reflejo para nosotros de que ya estamos en la Virgen.

Luego, añadió, en el ojo derecho vemos la ermita más reflejada y las lágrimas que produce verla y sentirla. Un río de lágrimas que representa a todos los que han hecho esa promesa tantas veces cumplida. Es verdad que, yo he visto en ese camino muchas lágrimas, pies ensangrentados, mucho dolor y al mismo tiempo mucha fe, he visto llorar a mucha gente.

Este es el río de lágrimas de todos los gitanos y todas aquellas personas devotas que han hecho ese camino, recogido en una lágrima que yo represento, opaca, porque no quiero que esa lágrima se derrame. Que toda la fe y todo el sufrimiento no haya quedado en vano, por tanto este es el simbolismo de esta obra que he querido representar de este modo a través del reflejo de todo el dolor que muestran los ojos de mi suegra, exponente de una familia con mucha fe que, además, sigue peregrinando al santuario de Fregenal, porque la fe nosotros no la olvidamos nunca.

En mi caso, culminó, vengo de Mérida con los míos cada año a renovar esa promesa, llueva, truene, haga frío o calor, sea como sea ese último domingo del mes de octubre, en el que estamos aquí cada año para visitar a la Virgen, en nuestro caso con mis niños, porque toda la familia está bendecida según nacían mis hijos, en brazos de mi suegra, por la Virgen de los Remedios.

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